No tomar al padre hace que mirar hacia tu futuro y avanzar sea muy complicado. Si lo piensas bien, estás aquí por la aportación de papá que te dio la vida al unirse al óvulo de mamá. Sin él no estarías aquí.
Rechazar o excluir al padre hace que te quedes atascado en esa energía de lucha. Aparecen las críticas constantes y un reclamo desde el niño, no desde el adulto. Con este reclamo sigues pidiendo lo que no te pudo dar en su momento.
Aquello que te gusta y aquello que no te gusta de papá, también está en ti. Tomar al padre es aceptarlo tal y como es, con sus luces y sus sombras.
Al tomar al padre:
Consigues más claridad mental.
Tienes la capacidad de poner y ponerte límites.
Posees la fuerza para tomar decisiones.
Te aporta la capacidad de sentirte en paz contigo.
Te da la facultad para empezar negocios.
Obtienes más fuerza para afrontar tus objetivos.
Avanzas hacia la adultez.
Afianzas relaciones
Viajas y conoces otras partes del mundo.
Encuentras tu proyección social.
Trabajas en lo que te gusta.
Plasmas la creatividad de lo femenino con claridad y fuerza.
Sanemos juntos la energía del padre. Los esperamos.