Basta una pequeña luz para iniciar el proceso que es irreversible.

Era momento de avanzar y enfrentarnos ante nuevos retos: El mundo digital y las redes sociales se presentaron para Carolina la mujer de hoy, como la nueva ruta a seguir. Meses atrás PadreMadreDios, quien ha guiado cada uno de mis pasos en mi carrera como comunicadora, activó en mi corazón la semilla de renovación. “Cierra ciclo, es momento de avanzar” fue su mensaje directo.

Tomar la decisión de dejar la radio, que fue mi casa durante 62 años, es parte de los regalos que la pandemia del COVID 19 me dejó. Aunque puede parecer a simple vista una decisión descabellada, sé que la semilla que Dios puso en mi corazón, tiene un propósito mayor.

Las sincronicidades empezaron a suceder. Con el apoyo económico de Álvaro, mi esposo, y la ayuda invaluable de mi hijo Alejandro, quien es Ingeniero en Electrónica y su esposa Fabiola quien es Arquitecta, diseñamos y construimos nuestro propio estudio para hacer las grabaciones de audio y video.

Luego de unas semanas, la infraestructura estaba lista para empezar a grabar. Sumando y compartiendo ilusiones, fuerzas y conocimiento, Judith Pocasangre en la producción, Juan Pablo Galindo en la parte técnica de audio y sonido, Alejandro Aguirre en la parte administrativa y organizacional, más un equipo de 32 profesionales expertos en salud física, emocional y espiritual, sostienen amorosamente el inicio de Carolina la mujer de hoy en redes sociales.

Sintiéndome más plena que nunca, y en conexión con el amor de Dios, con el corazón latiéndome a mil revoluciones por minuto, y las emociones a flor de piel, el día tan anhelado llegó. Quedó marcado en el calendario como 24 de abril del año 2021. Fecha en la que grabamos con Julita Alonso, Licenciada en Piscología y Coach de vida, el primer programa en audio y video: Más allá de la sombra.

Empecé mi conversatorio con Julita con la frase de Carl Jung: “La vida no exige que seamos perfectos sino completos”. Ser completos, agregué, es algo que es posible cuando dejamos de rechazar todo aquello que por considerarlo malo o feo, no queremos que los demás vean de nosotros mismos.

Conversamos con Julita, durante hora y media, sobre la importancia de conocer y aceptar nuestra sombra. Negarla o rechazarla, nos hace pasar de estar a la defensiva y la crítica, a la aceptación y entendimiento sobre lo que no nos gusta de nosotros mismos o de los demás. Estuvimos de acuerdo en que no aceptar nuestra sombra, nos lleva a proyectarla en otros, desencadenando en nosotros una reacción de repudio o rechazo.

Lo que no aprendimos de pequeños, es que lo que señalamos afuera como error o defecto en otros, es algo que nos pertenece, y lo proyectamos, porque tenemos miedo de encontrar en nosotros la verdadera fuente de toda desgracia. A ninguno de nosotros le gusta admitir que tiene una serie de inseguridades, por tanto, desde pequeños, para ocultarlas, creamos

una serie de personajes o arquetipos con la idea de pertenecer y ser aceptados por los demás. Carl Jung estableció los 12 arquetipos de personalidad. Estos son una especie de moldes o patrones de conducta, que conforman maneras específicas de ser.

En internet puedes encontrar mucha información al respecto. En este documento quiero compartir contigo, un pequeño resumen de lo publicado por página: La mente es maravillosa:

  1. El Sabio: Los conocimientos son su principal razón de ser.
  2. El Inocente: Le ve el lado bueno a todo.   Quiere complacer, pertenecer, ser reconocido.
  3. El Explorador: Es el viajero osado. Abierto siempre a la aventura.
  4. El Gobernante: Quiere que los demás hagan lo que él dice. Puede llegar a ser déspota.
  5. El Creador: Le gusta transformar y crear cosas nuevas. Es ocurrente, inconforme, autosuficiente.
  6. El Cuidador: Brinda protección a los demás porque se siente más fuerte. Si no se controla se convierte en mártir y echa en cara a los demás sus sacrificios.
  7. El Mago: Revolucionario en constante proceso de transformación y crecimiento.
  8. El Héroe: Lucha por el poder y el honor. No sabe perder.
  9. El forajido: Es rebelde, transgresor, provocador y completamente independiente de la opinión de los demás.  En su faceta negativa se torna autodestructivo.
  10. El Amante: Es todo corazón y sensibilidad. Su mayor dicha es sentirse amado.
  11. El Bufón: Se ríe de sí mismo, y suele despojar de su máscara a los demás. Puede llegar a ser libidinoso, vago y glotón.
  12. El Huérfano: Lleva heridas que no logra cerrar. Se victimiza ante los demás.

Algunos de esos comportamientos con los que a lo mejor fuimos calificados o hemos calificado a otros son: el chistoso, el seductor, el intelectual, el que lo consigue todo, el sabelotodo, el atrevido, el chico bueno, el quejumbroso, el más cool, el ordenado, el cariñoso, el curioso, el rebelde, el bailarín, el guardián, el mandón, etc.

¿Puedes reconocer alguna de tus máscaras?

En lo personal, recurrí a: ser controladora, autosuficiente, protectora, revolucionaria, ordenada, aplicada, rebelde, independiente, fuerte, valiente, la que sabía defenderse. Marqué en negrillas los arquetipos con los que llegué a identificarme en mi niñez. Actitudes que se convirtieron por muchos años en mi manera de ser. Emito un suspiro profundo al escribir estas líneas, al recordar, el miedo a volver a ser lastimada y el sentimiento de indefensión aprendido, que me llevaron a sentirme en peligro constante generando en mi enojo, miedo, dolor y tristeza, como resultado de haber sido víctima de abuso sexual durante mi infancia. Como te habrás podido ya dar cuenta, de la misma forma que un virus se introduce en la computadora, la sombra altera la percepción que tenemos de nosotros

mismos. Era en ese entonces incapaz de identificar que lo que realmente gobernaba mi vida eran el sentimiento de indefensión y el miedo a que me volvieran a lastimar y a sentirme abandonada.

Reconciliarnos con nuestra sombra es sinónimo de sanación. Es parte de ponernos de acuerdo con El Otro que hay en nosotros. Integrar nuestra luz y nuestra sombra, nos permite estar conscientes, tanto de las cosas de las que nos avergonzamos, que nos lastimaron, porque de pequeños nos inculcaron que no eran aceptables, así como de nuestras virtudes, cualidades y nuevas posibilidades que tampoco sabíamos que estaban ahí.

¿De qué está compuesta la sombra?

De pensamientos, emociones e impulsos que encontramos demasiado dolorosos, embarazosos o desagradables para aceptarlos. Por lo que, en lugar de ocuparnos de ello, lo podemos reprimir a tal punto, que puede llegar a expresarse a través de una moralidad autodestructiva. La sombra no pide permiso para salir, saldrá en cuanto encuentre la primera oportunidad para manifestarse. Se expresa a través del consumo de drogas, de alcohol, puede hacerlo también hacerlo a través de que ignoremos nuestras necesidades, o descuidando nuestra salud, esta también la autolesión deliberada o autoagresión, que es una práctica consistente en la producción intencionada de heridas sobre el propio cuerpo, comúnmente realizadas con intenciones suicidas.

También estamos afectados por la sombra colectiva, que se manifiesta a través del mal, de la guerra, el terrorismo y la injusticia social. Lo que llamamos el mal del mundo, es una manifestación de nuestra sombra colectiva patológica, enfurecida, reprimida, ignorada. Otro ejemplo de sombra enraizada, son aquellos grupos de personas que condenan severamente la homosexualidad como pecado mientras esconden pedófilos dentro de sus líderes.

Durante la entrevista, Julita planteó y propuso, el poder preguntarnos ¿qué estoy rechazando versus que estoy aceptando de mí? Nos recordó que no hay un destino final, que la vida y la integración de la sombra es un proceso, y que el objetivo de la psicología es ayudar a disminuir el sufrimiento. De manera que, si creemos que solos no podemos hacernos cargo de la integración de nuestra sombra, nos invita a buscar ayuda y hacer terapia.

Ella misma, dio testimonio que para tener una vida más auténtica tuvo que ser la bruja del cuento de muchas personas. Concluyó su presentación con la frase de Breneé Brown que dice: “El perfeccionismo es la defensa ante la crítica”.

Carl Gustav Jung dijo: “Uno no alcanza la iluminación fantaseando sobre la luz sino haciendo consciente la oscuridad… lo que no se hace consciente se manifiesta en nuestras vidas como destino”.

Por mi parte puedo agregar, ya para concluir, que solo amando la totalidad de lo que somos, seremos plenos y podremos dar lo mejor de nosotros mismos.

Carolina Alcázar

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