Mi experiencia con la Ayahuasca

Tuve hace pocos días, la oportunidad de vivir la experiencia de la toma del agua medicinal de la abuela Ayahuasca.  Viaje a Amatlán en Morelos México, para hacerlo.  Era algo que sentí durante muchos años como un llamado de mi alma.  Era algo más allá de mí que me guiaba a vivir la experiencia.  Pasé por un periodo de tiempo donde creí que ya no iba a hacerlo, y cuando me hablaron de este lugar al que fui, mi corazón inmediatamente brinco como diciéndome, llegó el momento Carolina, ya puedes ir a hacerlo, confía y fue así como me decidí.  

Antes de contarte el resultado de mí experiencia, quisiera compartir contigo un poco de información relacionada con las preguntas que más frecuentemente se plantean algunas personas al respecto.  

¿Cuál es el espíritu de la Ayahuasca?

“Ayahuasca” es una palabra quechua, significa “liana de los espíritus”, porque justamente hace de puente entre el mundo terrenal y el espiritual, entre lo visible y lo invisible, entre salud y enfermedad, entre vida y muerte.

¿Por qué le dicen abuelita a la ayahuasca?

La Ayahuasca forma parte de las llamadas plantas maestras. Es una maestra conocida como «la abuelita» porque como una abuela, es dura con su enseñanza, pero lo hace con amor y por tu bien.

¿Tienes alguna preparación previa antes de tomarla? 

Es preferible haber realizado una semana antes una dieta a base de verduras y frutas, e incluso ayunar el día en que se vaya a celebrar la sesión, porque la Ayahuasca tiene un sabor que a algunos puede parecerles muy amargo, a mí me supo muy dulce como  a panela.  A muchas personas les produce náuseas y vómitos.  Es lo que llaman depuración, pueden ser vómitos o diarrea, a mí no me sucedió nada de eso.   

¿Qué enfermedades se curan con la Ayahuasca?

Un estudio apunta que uno de los componentes principales de la Ayahuasca puede estimular la generación de neuronas, un factor crucial para tratar enfermedades neurológicas degenerativas como el Parkinson y Alzheimer.

¿Cómo funciona la Ayahuasca?

Las propiedades psicotrópicas de la Ayahuasca afectan directamente a la conciencia, o la capacidad de explicar el entorno, el tiempo y la propia percepción del cuerpo que entra en un estado general de somnolencia y relajamiento.

Desde la perspectiva indígena, la enfermedad es siempre un desequilibrio espiritual y lo que se busca es la autosanación. La Ayahuasca actúa sobre la conciencia para reequilibrar a la persona cuyas barreras de contención del inconsciente se derriban por completo. Un ser vivo entra en el cuerpo de otro ser vivo.

¿Cuáles son los efectos de la Ayahuasca?

Los efectos son muy variados, pueden incluir: Visiones y experiencias místicas; la mayoría de las personas que la consumen, coinciden en señalar que cada experiencia es diferente. Algunos encuentran significados profundos y reveladores en sus visiones; a veces se logra entender el significado de sus visiones meses después de haber tenido la experiencia.

Tener visiones no es el propósito de la experiencia, ni la manera de medir la efectividad de la misma.  Pero se puede lograr una experiencia de ampliación de conciencia reveladora.  Los participantes se mantienen en un pacífico y profundo silencio colectivo en el que cada uno se concentra en la contemplación de su universo interior.  La tarea posterior de los participantes será entender el significado real de las visiones y utilizar ese aprendizaje en su vida diaria.

Mis vivencias:

Llegué al retiro con apertura y disposición en mi mente y corazón, estuve abierta a todo lo que se hiciera presente.  Tuvimos varias ceremonias: La del cacao, la de la toma del agua medicina de la abuela Ayahuasca, la ceremonia en el temazcal, la ceremonia de Sound Healing, y la ceremonia del agua con hielo.  Todas, sin excepción, sanadoramente profundas. 

Todo el tiempo tuve fe, paz y confianza de estar en el lugar adecuado, lo que me hacía sentir segura, sostenida y muy amada.  La ceremonia de la Ayahuasca empezó a las 7:00 de la mañana y terminó a las 4:00 de la tarde.  El efecto empecé a sentirlo aproximadamente 45 minutos después de haberla tomado.  Sentí un poco de mareo, pero nunca vomité.  

Lo primero que paso por mi mente fue decirle a mi sombra o demonios internos (al final en eso se convierten todas aquellos eventos o emociones de las que no nos hemos querido o podido deshacer por negarlas o fingir que no fue para tanto lo que nos sucedió o sentimos, pero si importó y si nos afectó, todo ello es lo que yo llamo nuestros demonios internos).  Les dije: Salgan fuera de mí, manifiéstense.  Muéstrenme si tienen algún mensaje  para mí. Afortunadamente para mí, no se manifestó ninguno.  A lo mejor porque puedo reconocerlos.

De las experiencias maravillosas que tuve, fue la de percibir como estamos conectados a todos y a todo, todo el tiempo.  Eso fue increíble.  Es maravilloso poder reconocer la unidad, no existe tal cosa del tu y yo, solo existe el nosotros. 

A la hora y media de la ingesta del agua medicina de la abuela Ayahuasca, dijo la persona que la proveía y nos cuidaba, “los que crean que necesitan una dosis extra por favor pasen al frente”.  Me levante y me dieron en la segunda dosis, el equivalente a una quinta parte de lo que habían dado en la primera dosis.  La primera, fue una onza aproximadamente.  

El efecto de esa quinta parte fue contundente, aparecieron frente a mí en forma de energía, todos los seres de luz que había invocado antes de tomar la medicina: Jesús, Buda, Krishna, la Virgen María, Kuan-yin, Ganesha, Metatrón, los Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, María Magdalena, mis papás y Leticia mi hermana que falleció en enero de este año.  

Al abrir los ojos percibí su potente energía, nunca cobraron una figura humana, siempre fue energía pura muy intensa la que percibí.  Energía que me sonreía al tiempo que dijeron: “Despertaste.  Bienvenida a casa.  Estás en casa.  Nunca te fuiste.  Nunca estuviste sola.  Estamos en ti y tú estás en nosotros”.  Lo supe con tanta certeza que lloré, lloré de alegría y gratitud.  Todo mi ser vibraba en amor.  

Su mensaje continuo: “La búsqueda terminó.  No tienes nada más que hacer.  Solo estar.  Mantente en el presente y nos hallaras.  Observa y no juzgues más.  Asiente ante todo lo que suceda y di: Así es.  Así es perfecto.  Abraza el momento y déjalo pasar.  No cuestiones.  Conéctate con tu corazón.  Te haremos llegar nuestro mensaje.  Abraza tu totalidad amada Carolina.  Déjate estar.  Reposa en casa.  Este es tu lugar”. 

Les agradecí tanto su presencia, mensaje y amor.  Lloré de alegría por el hecho que me hayan permitido hacerme consciente del amor infinito e incondicional que tienen hacía nosotros y saber que cada uno es perfecto así, tal y como fuimos creados.  

Al día de hoy me sigo haciendo consciente de otras cosas, pero de eso te hablare en otra oportunidad.

Un abrazo a tu alma.

Carolina Alcázar

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