AÑO VIEJO – Muchísima Gratitud… AÑO NUEVO – Si, a todo lo que traes.

A pocas horas de empezar el año nuevo, soy guiada nuevamente a escribir esta nota y compartir contigo lo que me sucedió el 16 de diciembre recién pasado, pero antes de ahondar en el tema quiero agradecer a PadreMadreDios por manifestarse nuevamente en mi vida, y darle infinitas gracias a mi cuerpo por anunciarme que algo no estaba bien y que necesitaba tomar acción confiando en que algo más grande me sostiene y guía siempre.  Siempre. 

El año 2021 transcurrió para mí de manera intensa pues elegí en forma consciente y desde el amor en el mes de enero, recibir algunas sesiones de terapia para poder tomar decisiones responsables, maduras y amorosas.  1- Cerrar el ciclo exitoso de la radio después de 25 años de transmisión, cortando con esa decisión el cordón umbilical-laboral con mi familia de origen 2- Ir tras uno de mis sueños, trasladar el programa Carolina la mujer de hoy a los nuevos medios.  Ambas, fueron sin duda, decisiones que me generaron estrés, emociones intensas, alegría, nervios, ilusión, incertidumbre, nuevos aprendizajes, pero ante todo salir de mi zona conocida y atravesar por nuevas experiencias, que resultaron ser emocionantes, vaya si no. 

Tantas emociones juntas permitieron que el torrente sanguíneo en mi cuerpo estuviera alerta en medio de todas esas situaciones de excitación e incertidumbre.  La adrenalina no lo voy a negar, se siente bien, cuando no te excedes con ella por periodos prolongados, porque se combina con la producción de dopamina y serotonina, consideradas hormonas de la felicidad que te dan la sensación de: si se puede, si vale la pena, hazlo, esfuérzate, vas bien, no te rindas, tú puedes.  Pero como todo en la vida, en nuestro cuerpo los neurotransmisores también necesitan estar balanceados o en equilibrio.  

Me doy cuenta al hacer este recuento concienzudo de los últimos siete meses del año, que de alguna forma la adrenalina, la dopamina y la serotonina que segregaba mi torrente sanguíneo, estaban de alguna forma en equilibrio porque hago ejercicio con regularidad: disfruto mucho de mis caminatas matutinas, escucho música, hago remo, pesas, Yoga y Tai chi, siendo todo esto una de las formas más efectivas para bajar los niveles de cortisol y combatir el estrés y la ansiedad.  Por otro lado, tengo la bendición del trato cercano, amoroso y respetuoso con mi familia con los que solemos reír a carcajadas con frecuencia y en grandes cantidades.  Doy gracias a Dios por ello.

Hace diez años tome la decisión de colocar implantes en mis senos, no digo que esto sea bueno o malo, no, sencillamente es la decisión que cada día tomamos más y más mujeres cuando no estamos satisfechas con el tamaño natural que tenemos.  Aproximadamente hace como nueve o diez meses, mi guía interna, mi alma, o como también le llamo, la voz de mi cuerpo, me decía: “Quítate los implantes”, “Quítate los implantes”.  Era una voz que percibía por así decirlo, como con un tono suave de advertencia, no me hacía sentir miedo, pero tampoco me abandonaba porque pasados un par de meses volvía a aparecer diciéndome “Quítate los implantes”. 

Cuando ya tuve las fechas de cuando tendríamos vacaciones, fui al cirujano plástico para comentarle lo que me estaba sucediendo, le pregunté ¿si tenía espacio para poder operarme el 16 de diciembre? Reviso su agenda y me dijo: Si, puedo operarla ese día, pero ¿está segura Carolina que desea retirarse los implantes de forma permanente? ¿Y si solo los sustituyo por otros? Respondí con un no rotundo.  No doctor, gracias, no deseo cambiarlos, deseo retirarlos para siempre.  Como usted desee Carolina, fue su respuesta.  

Llego el día de la operación, le tomo 4 horas llevar a cabo el procedimiento: retiro de implantes y reconstrucción de senos.  Para mi sorpresa al despertar de la anestesia el doctor me dijo: “Carolina, que bendición que usted escuche su cuerpo porque la operación fue justo a tiempo.  Su cuerpo encapsulo los implantes de silicón, eso la protegió porque ya estaban desechos dentro de esa capsula.  No sabría decirle cuanto tiempo hubiera tardado en provocarle eso severos problemas”.  Respondí: gracias a Dios por ello doctor, y agregue, pero, yo creo que todo el mundo escucha su cuerpo.  No Carolina, no todo el mundo lo escucha, y es aún muchísimo menor el grupo de personas que le hacen caso.  La felicito. 

Mi proceso de recuperación bendito Dios ha sido rápido.  Mi cuerpo está respondiendo muy bien, prácticamente no he tenido dolor ni mayor molestia.  Estoy aprendiendo cada día a amar y aceptar mi cuerpo tal y como es.  Me comprometo a cuidarlo, amarlo y respetarlo dándole a cada día su propio afán.  Al estar en mayor conexión con él me permite calmar mi mente y sentirme lista para emprender con ilusión, alegría y muchísima gratitud todas aquellas circunstancias y oportunidades que el 2022 me depare como: mujer, esposa, madre, abuela, hermana, amiga, socia, ciudadana, colaboradora y comunicadora.  Le digo SI a la Vida y a todo y todas las formas en que elija presentarse ante mí en los próximos 365 días.  PadreMadreDios me tomo de tu mano, hágase en mí según sea tu voluntad.

Y tú ¿cómo escuchas tu cuerpo? ¿cómo lo cuidas? ¿cómo lo nutres? ¿lo proteges?

Feliz y bendecido 2022 Tribu de almas conscientes. 

Carolina Alcázar.

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